Keylor Navas ha pasado un verano muy agitado, pero nada comparado con el tsunami al que se ha enfrentado justo al cierre del mercado. Cuando todo parecía hecho para que David de Gea llegase al conjunto blanco a cambio de una cuantía económica más el guardameta costarricense, la falta de tiempo impidió que esta realidad se hiciese posible. Por otro lado, algo que resulta comprensible cuando los clubes deciden apurar hasta el último minuto habiendo tenido varios meses para firmar.
Navas ha sido cuestionado por Florentino, quizá porque no tenga tanto marketing como otros porteros, pero está claro que el Bernabéu le quiere y habría lamentado su marcha. Keylor ha sabido estar un año bajo la sombra del banquillo sin rechistar y esperando su oportunidad. Una oportunidad que le llega este año. Ha hecho una buena pretemporada y arrancado con un gran inicio de Liga. Ahora que le dejan, seguramente demuestre todo lo que vale y calle las bocas de los mandamases que tanto le renegaban. El partido contra el Betis, aún con el mercado abierto, parecía ser su último pero supo responder. Ahora que ya sabe que se queda, esta inseguridad por fin desaparece.
Ser la moneda de cambio para el Presidente o un plan B no es del agrado de nadie. Además, para ser el nuevo meta titular del Madrid, sabe que el legado de Iker Casillas tiene el listón alto. Esta es la hora de Keylor, es su gran momento, así que para demostrar todo lo que vale debe dejar atrás sus miedos y rebajar la tensión acumulada. Nadie dijo que fuera fácil ser el portero titular del Madrid, pero capacidades no le faltan.
Entre las muchas habilidades de Keylor están su enorme calidad y sus grandes reflejos, asimismo sabe colocarse bien bajo los palos y juega bien tanto con los pies como por lo alto. De hecho, muchas estrellas goleadoras no han sabido cómo marcarle. Así que Navas debe recuperar la confianza en sí mismo, si es que se ha visto minada en algún momento. Eso sí, que no se relaje demasiado porque de hacerlo Kiko Casilla sería un recambio de garantías.
