El equipo de Nervión no carbura este año. Un mal arranque liguero le ha situado como farollillo rojo después de 4 jornadas. Aunque los peores augurios nunca habrían imaginado algo así, aún es pronto para sacar conclusiones pero no se puede ignorar que las primeras sirenas de alarma ya recorren el Sánchez Pijzuán. Por tanto, antes que se agrave la situación, el equipo de Emery debe replantearse los porqués de este mal inicio de temporada.
En Europa las cosas marchan bien: a pesar de que perdieron la final de la Supercopa, dejaron buen sabor de boca porque supieron plantarle cara al todopoderoso Barça y le remontaron 3 goles de diferencia. La Champions de momento es de color de rosa, es líder del grupo de la muerte tras golear en un buen partido al Borussia MG. Teniendo en cuenta estos datos: ¿por qué los resultados y el rendimiento en el campeonato ligero no son parejos?
2 puntos de 12 posibles suponen un balance muy pobre para un equipo que aspira a todo, que disputa la Champions y que cuenta con una de las mejores plantillas de Europa. Si a esto le sumamos imprecisión en el juego y un esfuerzo bastante criticado por la afición, queda claro que Unai tiene que cambiar muchas cosas.
La delantera solo ha anotado dos tantos. Llorente tiene destellos de gol como los que deslumbraron en el viejo San Mamés, pero todavía le falta adaptarse al 100% al equipo. Gameiro era el sucesor natural de Bacca, pero no termina de carburar, y si no lo hace pronto quedará relegado al banquillo de Unai. Immobile arranca como uno de los fiascos más sonados y la falta de minutos no le ayuda.
En las líneas defensivas, la plaga de lesiones está haciendo mella. Las bajas de jugadores que se perfilaban titulares, como Rami, Pareja o Carriço, suponen muchos quebraderos de cabeza para el entrenador, a la que encima se le añade la del guardameta Beto. Y las incorporaciones de este verano, como Ferreira o Konoplyanka por el momento siembran más dudas que ilusión.
Quizá el bajón tras una campaña llena de tantos éxitos como la anterior tengan parte de culpa, pero está claro que la falta de motivación hace estragos en el equipo. Hay banquillo y el Sevilla tiene calidad para volver arriba, aún le queda margen, pero debe ponerse las pilas desde el próximo partido o pronto comenzará a rebajar sus objetivos para esta Liga. Puede que la clave no pase por una revolución en la alineación titular, sino por mero un discurso alentador del propio Emery que devuelva la ilusión por el juego al Sevilla, a ese equipo que ostenta las dos últimas Europa League. Al fin y al cabo, todo está en la cabeza.
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