El Barcelona ha puesto la guinda a su temporada al ganar la Copa del Rey. Esto supone el doblete azulgrana, que pone su broche ante un año siguiendo cosechando triunfos. Eso sí, no lo tuvo nada fácil porque el Sevilla le plantó cara desde el primer minuto, supo jugarle de tú a tú y el campeón tuvo que decidirse en una prórroga intensa.
El partido pintaba mal para el Barcelona, quien vio cómo a los 35 minutos se quedaba con un hombre menos tras la expulsión de Mascherano. El Sevilla apretó fuerte, pero no supo rematar cuando mejor jugó y más ocasiones tuvo. El Barcelona resistía, y el miedo se acrecentó cuando saltaron las alarmas con la lesión de Suárez. Aún quedaban muchos minutos en los que tuvo que jugar con 10, sin la Bota de Oro y resistiendo un aluvión de ocasiones sevillistas.
Pero eso no quiere decir que el Barcelona se replegara, ni mucho menos, porque ese no es su estilo. Los azulgranas tuvieron varias ocasiones peligrosas que no entraron gracias a las excelentes paradas de Sergio Rico. Además, al filo del minuto 90, el colegiado sacó la roja a Éver Banega. Esto equilibró el número de jugadores, pero el resultado no se movió; 0-0 y a la prórroga. Un empate sin goles que sorprendió, ya que podían haberse marcado varios tantos en cualquiera de las porterías.
El Sevilla acusó más los minutos adicionales, hay que recordar que venía de jugar una final europea 4 días antes, mientras que el Barcelona tuvo una semana completa de descanso. Jordi Alba adelantó a su equipo y a partir de ahí, casi la mitad de los jugadores de uno u otro equipo recibieron tarjeta amarilla. Carriço terminó expulsado y, a falta de un minuto para el pitido final, Neymar anotó la sentencia.
El Sevilla se marcha con la cabeza bien alta y eso se lo supo reconocer su afición. Por su parte, el Barcelona se alza con otro título más y enmarca un nuevo doblete en sus vitrinas.
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